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Empoderar a la comunidad muxe' del Istmo, logro de Oscar Cazorla

Foto(s): Cortesía
Gerardo Valdivieso Parada

JUCHITÁN, Oaxaca.- Lideres muxe's e integrantes de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro recordaron al fundador de la vela más grande de la diversidad sexual en el Istmo, Oscar Cazorla, cuyo asesinato, aún impune, cumplió cuatro años el pasado 8 de febrero.

Empresario de gran visión, Cazorla construyó uno de los primeros salones de fiesta de la región, el edificio más alto de la ciudad que resistió al terremoto; comerciante de joyería, actividad que mantuvo toda su vida y de cuyos productos lucía.

Pero su legado más perdurable fue abrir el camino para el empoderamiento de la comunidad muxe' al abrir el más grande escenario que llamó la atención del país y del mundo: la vela de Las Intrépidas.Enrique Godínez, exdirector de la Diversidad Sexual, recordó su gran solidaridad con los muxe's después del terremoto, al ofrecer su casa y las habitaciones de sus inmuebles para las que habían perdido su hogar.

En su caso, que había quedado bajo los escombros de su casa en el terremoto del 2017, la apoyó durante su convalecencia en la capital del estado, y proveyó de joyería y trajes regionales para que pudiera vender y subsistir luego de que su estética había colapsado.

"Panther Blacks"

Luis Rosas Araú, “Huicho”, chef y fundador de la vela de las Intrépidas, era un adolescente cuando acompañó a Oscar Cazorla a Comitancillo “para traer a las Intrépidas a Juchitán”, asegura que el empresario juchiteco ya tenía proyectado realizar la fiesta en la ciudad y hacerlo en su futuro salón de fiestas, como gran visionario que era.

En ese entonces recuerda que el grupo de muxe's que iba a Comitancillo a bordo del coche de Cazorla a disfrutar de las cantinas, fiestas y muchachos del pequeño pueblo, eran identificados como las "Panther Blacks-Intrépidas".

Lo de Panther Blacks les venía desde que eran estudiantes en la ciudad de México, sus más notables líderes eran Néstor Santiago que estudió de maestro y Oscar Cazorla de contador. Tanto en México como en Juchitán, a mediados de los setentas se daban las redadas, en esta última durante el gobierno municipal de Mario Marín, recuerda Huicho.

Por eso las idas a Comitnacillo en el coche de Oscar Cazorla eran una forma de escapar de la homofobia de la ciudad, en donde se montaban “Coqui, Mexha, que estudiaba en Comitancillo y ahí nos esperaba, íbamos con Laica o con el gran amigo Néstor que ya tenía preparados a los muchachos”.

Un grupo de jóvenes de esa población que conformaban un conjunto musical llamado Los Faraones, les brindaban una canción a los dos líderes de las Panther Blacks con una dedicatoria “a las intrépidas buscadoras del peligro”.