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El 90 % de mujeres trans sufren discriminación laboral en el Istmo

Foto(s): Cortesía
Gerardo Valdivieso Parada

JUCHITÁN, Oaxaca.- Hace cinco años Naomy Méndez Romero dejó atrás su nombre de varón al obtener su cambio de identidad en su acta de nacimiento y después realizó el cambio en su credencial de elector, y hace seis años inició un tratamiento hormonal para cambiar su cuerpo.

Dirigente de la asociación civil Ladxidó’ Muxe’ reconoce que el 90 por ciento de los trans no encuentra trabajo por ser trans: “lamentablemente por nuestra identidad sexogenérica sufrimos discriminación laboral, porque nos juzgan más por una apariencia y no por un conocimiento”.

Detalló que la mayoría de los trans son estilistas, se dedican al comercio o al bordado, pero que también hay trans que son licenciadas, abogadas, maestras “y no pueden ejercer su trabajo en plenitud por el estigma en los centros de trabajo y los empleadores”.

De la estética y la vanidad

En el plano de la salud reconoció que muchas chicas trans han encontrado la muerte por hacerse tratamientos baratos, y por tener un cuerpo más atractivo en un corto tiempo, lo que los lleva a tener una vida más breve por los efectos de inyectarse aceites y polímeros en el cuerpo.

“Lamentablemente la mayoría de las chicas trans en Juchitán se van por el camino más fácil y porque ven que una gran mayoría ya se ha hecho ese tratamiento con biopolímeros, que es rápido y aparentemente no les pasa nada, se hacen estos tratamientos, pero lamentablemente a algunas les ha costado la vida”.

Agregó que al inyectarse biopolímeros la esperanza de vida sana es de 10 a 20 años, “de ahí se empieza a encapsular y se empieza a poner morado esa parte del cuerpo, todo por dentro se empieza a pudrir, toda sustancia ajena es expulsado por el cuerpo por eso se encapsulan”.

La activista recomendó a sus compañeras trans a evitar los químicos y llevar un tratamiento hormonal con un especialista y llevar un proceso, que tiene sus estragos en lo emocional: “se sufre depresión, altas y bajas emocionales y te sientes mal porque obviamente estas alterando tu cuerpo pero es más natural, y un tratamiento de este tipo va de cinco a seis años,  dependiendo qué tanto se quiera cambiar”.

Crecer en libertad

En el Día Internacional de la Visibilidad Trans -que se conmemora cada año el 31 de marzo-, Naomy, recomendó a los padres cuyos hijos pequeños no se sienten a gusto con su género, a que les den la libertad que necesitan, y no los obliguen si no se sienten a gusto con el género que las han asignado la sociedad al nacer.

Puso un caso de una niña trans de cinco años en Juchitán, en el que tuvo que asesorar a los padres porque en la escuela no la admitían por ser niña trans, y querían obligarla a comportarse y vestirse como niño.

“Es una niña que desde muy pequeña ha querido ser mujer y sus padres la han dejado ser tal cual como quiere ser, lamentablemente en una escuela en donde la mandaron a inscribir no la quisieron aceptar porque no era de Dios y los padres la estaban maleducando porque nació varón y no mujer y si iba a entrar a la institución tenía que ir vestido de niño”. La activista y los padres acudieron al Consejo

Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) para atender el caso de la niña que ya tiene una identidad sexogénerica y que está sufriendo una discriminación por una escuela.

Agregó que la institución para no llegar a proceso legal finalmente aceptó a la niña al cambiar su forma de pensar, dentro de la escuela respetan su decisión de ser mujer y la nombran por su nombre femenino.

“Estamos esperando la edad de doce o trece años para proceder a su cambio de identidad en el estado de Oaxaca y no tenga que sufrir discriminación dentro de otras instituciones”.

 

"Por nuestra identidad sexogenérica sufrimos discriminación laboral, porque nos juzgan más por una apariencia y no por un conocimiento".