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Pistolero mata al chofer y a un misionero en Salina Cruz, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

SALINA CRUZ, Oaxaca.- El urbano detenido con los cristales rotos, patrullas, militares, curiosos y una mujer desconsolada, todos estaban reunidos ahí por la muerte, que creó en un transitado cruce de esta ciudad y puerto, un escenario de dolor y desasosiego la mañana de este sábado.


El saldo de una agresión a balazos es de dos personas muertas: el urbanero y un misionero cristiano, este último estaba en el lugar y momento equivocado.


Atroz puntería


En la parada de la calle Colima de colonia Hidalgo Poniente se detuvo el urbano de la línea “Usupac”, con número económico B-07 y sin placas de circulación, subió un hombre y en lugar de sacar dinero para el pasaje, sacó un arma y disparó en repetidas ocasiones contra el urbanero.


Al verlo desplomado, el agresor bajó y emprendió la huida a pie a toda velocidad en las entrañas de la colonia Hidalgo Poniente. Atrás dejó a varias personas aturdidas por el fugaz ataque que bañó de sangre el pasillo del autobús.


Eran casi las 08:00 horas cuando se dio la alarma a los servicio de emergencias de que frente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en la esquina que forma la calle Colima y la Carretera Transístmica un hombre había sido agredido a balazos.


Pero no era el único herido, la atroz puntería del pistolero dejó a otro hombre con graves lesiones, pidieron ambulancias y a la Policía, hacer énfasis en la urgencia de su presencia no era necesaria. 



Socorristas revisan a Juan, él murió en el hospital.

Uno vivo y uno muerto


A poco más de dos cuadras de la parada están las instalaciones de la Cruz Roja, así que la ambulancia no tardó mucho en llegar hasta el camión -convertido en la escena de un crimen- para atender a los lesionados. También se presentaron los policías municipales para corroborar el informe.


En el camión estaba el chofer inclinado sobre su derecha, casi en el piso, con gran parte de su ropa enrojecida por la hemorragia de los dos impactos de bala que tenía en la cara. Pero, de forma increíble, aún respiraba y de inmediato se procedió a estabilizarlo para poder llevarlo a un hospital; se le identificó como Juan G.M. de 41 años.


Detrás del urbanero un hombre estaba inmóvil ya que algunas de las balas destinadas al chofer terminaron incrustadas en su cuerpo. Se le revisó también. Nada. Murió al instante. Se convirtió en la primera víctima mortal del atentado.


Pronto se reunió una multitud en aquella esquina, nombraron al hoy occiso como Claudio P.M., de 76 años, y dijeron que se dedicaba difundir la palabra de Dios ya que pertenece a la iglesia pentecostes “Monte de Sión”, él vivió en la colonia 5 de Diciembre, fue alcanzado por al menos dos balas perdidas. Si Claudio se hubiese sentado en otra fila o el lado opuesto sería un testigo, mas fue asesinado sin tener nada que ver en la disputa.


Cierran la escena


Se hicieron presentes los elementos del Ejército Mexicano y la Secretaría de Marina, con sus vehículo cerraron el paso desde la subestación de luz hasta la fatídica esquina. La Cadena de Custodia se implementó y se avisó al Ministerio Público.


Juan fue llevado al Hospital con Especialidades, su estado era muy grave ya que presentaba dos impactos de bala en la cara y una terrible hemorragia. 


En el lugar se esperaba por personal ministerial para el procesamiento de la escena y el levantamiento del Cuerpo de Claudio.


Algunos conocidos ya estaban a unos metros del urbano, una mujer derribada en el piso lloraba desconsolada, otra mujer era sujetada por una conocida para evitar que se desplomara, sus ojos se mostraban incrédulos.


Cuando el MP y la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) llegaron, se bajó el cuerpo de Claudio y en unas bolsas se colocaron sus pertenencias. Los investigadores revisaron los impactos y buscaron los cartuchos percutidos que estaban en las escaleras, el homicida disparó en al menos cuatro ocasiones, dos le dieron a Juan y dos a Claudio.


Minutos después se pidió al MP su presencia en el Hospital con Especialidades pues Juan acababa de morir. Así que se abrieron dos carpetas de investigación para dar con el responsable del doble homicidio.


Las primeras diligencias contienen las declaraciones de los familiares del urbanero, estos afirman que Juan tuvo una discusión con el asesino, y que este al abordar el autobús se fue contra él; por tanto, se presume que se conocían y que los parientes también.