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Ofrendar a los difuntos, ancestral tradición en los chontales

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El Día de Muertos es una tradición añeja entre los pueblos del Istmo. A pesar del dolor de algunos por la pérdida de un ser querido, es la fecha en que las familias se unen para convivir.

El culto a la muerte tiene su origen desde mucho antes de que españoles llegaran a colonizar nuestro país. Existen registros de esta celebración en diversas culturas indígenas.   

El Día de Muertos es una de las tradiciones que se ha mantenido viva a través de los siglos entre la población chontal de San Miguel Tenango. La celebración empieza el 1 de noviembre y termina el 3 del mismo mes. 

En los altares de los indígenas de la chontal alta, no puede faltar los tamales y dulces. Así como la elaboración del altar de Día de Muertos con todos los productos representativos de la región y que el difunto le gustaba en vida.

Raymundo Aguilar, habitante chontal de Tenango, afirma que las costumbres de su pueblo son muy bonitas, la llegada del Día de Muertos es un derroche de alegría y solidaridad unos con otros.

Explicó que el día de los fieles difuntos es una tradicional en la que no pueden faltar los tamales, el pan de muerto y los rezos durante tres días. 

Comentó que el 1 de noviembre es conocido como “el día de los angelitos” y el dos del mismo mes se recorrer las casas con los cantaros, cada vivienda reparte lo que tiene a quienes acompañan al cantor. 

Añadió que cuando llega el tres de noviembre las familias realizan una visita al panteón para despedirse de sus fieles difuntos, llevan frutas, tamales, queso, panes, totopos que en vida comía el familiar fallecido.

Las familias se preparan desde el l 31 de octubre, alistan toda clase de alimento para tres días, hacen totopos de maíz nuevo, tortillas de elote, dulce y agua de chilacayota, el chocolate, los panes de muerto y una variedad caldos de pollo, res, borrego, y otros, señaló.