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Playa Brasil, la "favela" de Pemex en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

PLAYA BRASIL, SALINA CRUZ, Oaxaca.- El sutil movimiento de las olas mecen a la embarcación. El Pirata, concentrado en sus pensamientos, mira fijamente el chocar de las olas contra las filosas piedras, más de uno ha perecido ahí.


Playa Brasil es una agencia del municipio de Salina Cruz en donde habitan alrededor de 500 pobladores, la mayoría de los cuales son pescadores, otros más se dedican a al turismo, aunque como ellos dicen, “sólo es por deporte”, pues en Semana Santa es la única época en que realmente reciben visitantes.


Son las 2:00 horas y El Pirata está cansado, junto a cinco de sus compañeros salió a pescar por la noche y es hora de regresar a casa, el botín: más de 200 docenas de peces cocinero, “la noche no fue ni buena ni mala”.


Playa Brasil adolece por un lado la pasividad de los gobernantes municipales y estatales, prácticamente están ausentes los apoyos y, las peticiones de los pobladores, no son escuchadas. Petróleos Mexicanos, (Pemex) en la figura de la refinería Antonio Dovalí Jaime y sus derrames es su principal enemigo: contamina sus playas.


Terremoto, sin clases, sin apoyos

“Aquí no nos visitó nadie después del terremoto ni siquiera nos engañaron”, afirman pescadores.

Muchas casas muestran cuarteaduras.

Relatan que cuando sucedió el temblor, corrió el rumor de que vendría un tsunami, por lo que desalojaron su casa y debieron correr rumbo a la carretera, donde pasaron la noche.

“Afortunadamente aquí no hubo heridos ni muertos, pero los niños no han tenido clases desde el 7 de septiembre, pues no han venido a realizar los famosos dictámenes”, señala otro afectado.


 


“La pesca es como la muerte, en un rato te puedes pescar 500 docenas y luego pasar semanas sin atrapar nada”, afirma El Pirata.


Pemex, el cáncer de Playa Brasil


En la lancha, ‘El Pirata recuerda el más reciente derrame de petróleo registrado en junio pasado, desde entonces la cantidad, tanto de peces como de visitantes, disminuyó considerablemente.


Sus dos hijos y su esposa lo esperan en tierra firme, aunque eso es un decir, pues su casa se encuentra a escasos 10 metros de la playa.


El petróleo derramado en playa Brasil está ahí, mezclado con la arena, “después de tanto insistir, nos dieron un empleo temporal para nosotros mismos limpiar las playas”, destaca El Pirata.


Una pala y un pico, además de 2 mil 500 pesos a la semana pagó Pemex para que ellos mismos limpiaran sus playas. Únicamente personal que trabajaba directamente con la paraestatal contaba con el equipo necesario para trabajar, pero “sólo vinieron para tomarse la foto”.


El Pirata y sus cinco acompañantes dejan la embarcación en la playa, y se dirige a su hogar, todos duermen, el silencio y el cansancio lo vencen y se recuesta.



El Pirata ha vivido toda su vida en Playa Brasil. FOTO: Mario Jiménez

Pemex, a pesar de sus multimillonarias ganancias, no es más que una peste que ha venido a contaminar Playa Brasil , a crear incertidumbre y a aniquilar.


Les pagan lo que quieren


“El chingador”, así conoce El Pirata a la persona que le compra los pescados, “viene y se lleva el pescado sin comprártelo, lo vende y luego te paga, pero bajo sus condiciones”.


Sabe que las 100 docenas de pescados que les toca no es mucho, y habrá que cuidar los ingresos, al menos tendrá para comer.


“Los chingadores” se rascan la bolsa una y otra vez y, al momento de pagar no lo hacen; si bien les va, les darán 20 pesos por una docena.


El Pirata rememora sus tiempos de joven, cuando no había motores y había que remar, entonces llevaban su producto a Salina Cruz y las ganancias no eran tan malas.


”Ahora, los que tienen carro son los que se aprovechan, son rápidos”, afirma El Pirata. El mercado grande es Salina Cruz, en los Pinos, ahí llegan todos los pescadores, del Morro, del Carrizal, Santa María, el Coyul entre otros.


No sabe cuánto gana, pues la pesca es variada, “puedes hacer captura de alrededor de 2 mil pesos a la semana, y otras más sólo ganar 50 pesos”, reconoce El Pirata.


En Playa Brasil trabajan por cooperativas, en la que trabaja El Pirata, son 18, con una embarcación, tenía otra, pero “desapareció”.



La contaminación de la playa ha afectado a los pescadores de Playa Brasil. FOTO: Mario Jiménez

‘El Pirata’, o como sólo unos cuantos lo conocen, Israel Mendoza, va a descansar, ha vivido toda su vida, 60 años, en Playa Brasil, y “aquí me quedaré”.